¿Cuánto dura un proceso de terapia? Factores que influyen

¿Cuánto dura un proceso de terapia? Factores que influyen

La terapia psicológica es un recurso para quienes buscan superar dificultades emocionales, desarrollar herramientas para enfrentar la vida o simplemente entenderse mejor. Sin embargo, una de las preguntas más comunes que surgen al considerar iniciar un proceso terapéutico es: ¿Cuánto dura un proceso de terapia? Responder a esta pregunta no es sencillo, ya que la duración de la terapia depende de diversos factores. 

Factores que influyen en la duración de un proceso de terapia psicológica

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Cada persona es única y, por ello, el proceso terapéutico se adapta a sus necesidades, circunstancias y objetivos. De ahí que el tiempo que necesita cada persona sea distinto, incluso aún teniendo el mismo diagnóstico. 

En el artículo de hoy, responderemos a la pregunta: ¿cuáles son los factores que influyen en la duración de un proceso de terapia psicológica?

1. La gravedad y naturaleza de la problemática

La complejidad y la intensidad de los problemas psicológicos que una persona enfrenta son factores clave que determinan cuánto tiempo podría necesitar en terapia. 

No existen protocolos estandarizados para estimar el tiempo necesario, porque cada persona es distinta, tanto como los procesos: trastornos como una fobia o dificultades para gestionar el estrés laboral, un trastorno de la conducta alimentaria, depresión mayor o trastornos de la personalidad pueden requerir meses o incluso años de tratamiento continuo o intermitente.

2. Tiempo que lleva padeciendo la problemática

El tiempo que una persona ha estado lidiando con su dificultad también juega un papel fundamental. Cuanto más tiempo haya pasado, más arraigados pueden estar ciertos patrones de pensamiento o conducta, lo que podría prolongar el proceso terapéutico.

Por ejemplo, alguien que ha estado luchando con baja autoestima desde la adolescencia podría necesitar más tiempo en terapia que una persona que enfrenta un episodio reciente de estrés por una transición laboral.

3. Tipo de terapia

Existen diferentes enfoques terapéuticos, y cada uno tiene una duración estimada según sus métodos y objetivos. Por ejemplo, el psicoanálisis o la terapia psicodinámica, terapias humanistas o la terapia cognitivo-conductual, que es la más usada en casos de Trastornos de la Conducta Alimentaria

Así mismo, existen terapias de 3ª generación, que traen nuevos enfoques y están en auge, como la DBT, aceptación y compromiso, el mindfullness, etc.

El tratamiento en el marco de las terapias de tercera generación integra un trabajo con aspectos profundos de cada persona, con un enfoque que va más allá de lo sintomático. Este enfoque busca actuar sobre la subjetividad y percepción personales de forma que se interviene sobre cuestiones como los objetivos vitales, la autopercepción o los sentimientos y emociones provocadas tanto por las situaciones problema como por otras circunstancias que hayan dado lugar al padecimiento del trastorno.

Estos enfoques diferentes dan lugar a variaciones en la duración de los procesos terapéuticos, conjugándose el tipo de terapia con el resto de factores que se mencionan en el presente artículo.

4. Red de apoyo

El entorno en el que vive una persona también puede influir en la duración de la terapia. Contar con una red de apoyo sólida (familia, amigos, comunidad) puede acelerar el proceso, ya que el paciente tiene recursos emocionales adicionales para sostenerse fuera de las sesiones.

Por lo contrario, quienes enfrentan relaciones tóxicas, aislamiento social o falta de comprensión por parte de su entorno podrían necesitar más tiempo para construir herramientas que les permitan enfrentar esas dificultades.

5. Participación activa y compromiso del paciente

El ritmo de progreso también depende de cuánto se implique el paciente en su proceso terapéutico. Aquellos que:

  • Asisten regularmente a las sesiones.
  • Completa las tareas o ejercicios asignados por el terapeuta.
  • Reflexionan sobre lo aprendido y aplican las herramientas en su vida diaria.

Tienen mayores probabilidades de avanzar más rápidamente. Por el contrario, a veces es necesario trabajar las resistencias que impiden el avance. Cuando una persona no hace las tareas que se le proponen en terapia, por lo general es por evitación y porque le provoca malestar o miedo ponerse a trabajar estos temas. Es importante el acompañamiento respetuoso en estos casos.

6. Experiencias previas en terapia

Las personas que ya han tenido experiencias terapéuticas pueden avanzar más rápidamente en un nuevo proceso, ya que pueden estar más familiarizadas con el trabajo introspectivo. Sin embargo, si esas experiencias fueron negativas o no satisfactorias, podrían necesitar más tiempo para reconstruir la confianza en el proceso.

7. Objetivos terapéuticos

Los objetivos que una persona quiere alcanzar también influyen en la duración. Algunos objetivos pueden ser alcanzados en pocas sesiones, como aprender a manejar el estrés o mejorar habilidades sociales. En cambio, objetivos más profundos, como cambiar patrones de relación o sanar traumas, pueden requerir un trabajo más prolongado.

8. Ritmo personal y circunstancias externas

Cada persona tiene un ritmo diferente de procesamiento emocional. Algunos pacientes avanzan rápidamente, mientras que otros necesitan más tiempo para sentirse cómodos explorando sus emociones o cambiando sus patrones de conducta. Además, factores externos como cambios laborales, problemas familiares o crisis inesperadas pueden impactar el proceso y extender su duración.

Es crucial entender que la duración de la terapia no es una carrera contra el reloj. El objetivo principal es que el paciente logre un bienestar emocional y psicológico sostenible. Por eso, es importante ser flexible y aceptar que el tiempo necesario puede variar.

El o la profesional de la psicología trabajará contigo para evaluar el progreso y ajustar el proceso según sea necesario. Además, es normal que la frecuencia de las sesiones cambie con el tiempo: algunas personas inician con sesiones semanales y, conforme avanzan, pasan a sesiones quincenales o mensuales.

Independientemente de la duración, hay signos que indican que el proceso está funcionando:

– Te sientes más capaz de manejar tus emociones.

– Experimentas mejoras en tus relaciones interpersonales.

– Identificas y cambias patrones de pensamiento o conducta negativos.

La duración de un proceso terapéutico varía ampliamente según los factores que hemos mencionado, pero más allá del tiempo que tome, lo más importante es que el proceso esté alineado con tus necesidades y objetivos.

Si estás considerando iniciar terapia, en Bernús Psicología puedes hablar con una profesional sobre tus expectativas y preocupaciones sobre el proceso terapéutico.